El 25 de febrero, aviones de combate israelíes atacaron Kisweh, un pueblo ubicado a 20 kilómetros al sur de Damasco, la capital de Siria. Más tarde, lanzaron al menos cuatro ataques aéreos en Daraa, otra localidad de la zona, que provocaron un incendio en un depósito de armas.
Las fuerzas israelíes declararon que atacaron posiciones militares, incluidos cuarteles y sitios que, según afirmaron, contenían armas.
El día anterior al bombardeo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había exigido a Siria la completa desmilitarización del sur del país, afirmando que las tropas israelíes permanecerían en la zona por un período “indefinido”. Desde el derrocamiento de Bashar Al-Assad, Israel ocupó una zona desmilitarizada supervisada por las Naciones Unidas en Siria, violando el acuerdo de separación de fuerzas de 1974.
El reciente ataque israelí ha generado indignación entre la población local en Damasco, donde manifestantes salieron a las calles pidiendo que las autoridades sirias tomen medidas en respuesta.
Aunque las autoridades israelíes afirman que sus acciones buscan evitar que fuerzas hostiles establezcan una base cerca de sus fronteras, los analistas advierten que esta estrategia podría resultar contraproducente.
Mientras tanto, el silencio del Gobierno de Ahmed Al-Sharaa podría abrir espacio para que los grupos insurgentes emergentes centren su atención en Israel.
“El enfoque de puño de hierro de Israel ha sido una garantía de décadas de conflictos prolongados y actores violentos no estatales”, señala Andreas Krieg, experto en seguridad del King’s College de Londres. Añade que la situación podría escalar hasta convertirse en “un segundo Líbano, donde la frontera es altamente insegura”.
Hasta ahora, Siria ha condenado los bombardeos, sin una escalada militar. De hecho, Ahmed Al-Sharaa, presidente del gobierno de transición, ha denunciado los repetidos ataques, pero sostiene que Siria, dada su situación actual, no puede involucrarse en un nuevo conflicto.
Aunque Israel alega amenazas a su seguridad para justificar su ocupación del territorio sirio, muchos consideran que sus acciones forman parte de una estrategia más amplia para redefinir la dinámica interna de Siria y expandir su influencia regional.
Asimismo, informes recientes han indicado que funcionarios israelíes están en contacto con líderes drusos sirios en los Altos del Golán ocupados, a quienes las autoridades de Tel Aviv, incluidos Netanyahu y su ministro de Defensa, Israel Katz, describen como parte de las “poblaciones amigas en la región”.
Como parte de su estrategia continua para impulsar el apoyo a su ocupación ilegal, Tel Aviv ha implementado programas de empleo dirigidos a la comunidad drusa siria en la región, ofreciendo salarios de aproximadamente 100 dólares diarios por trabajos en construcción y agricultura.
Violación de las zonas de amortiguamiento
Los Altos del Golán, un territorio en el sur de Siria que abarca más de 1.800 kilómetros cuadrados, han sido ilegalmente anexados por Israel desde 1981.
La Resolución 497 del Consejo de Seguridad de la ONU establece que los Altos del Golán siguen siendo territorio sirio según el derecho internacional, a pesar de la anexión israelí.
A partir de la caída del régimen de Assad en diciembre de 2024, Israel amplió su ocupación en el área, incluyendo la zona de amortiguamiento adyacente a los Altos del Golán ocupados, supervisada por la ONU.
Luego, Israel también ha tomado territorios adicionales dentro de la gobernación de Quneitra, un área que se encuentra en una zona de amortiguamiento patrullada por la ONU en los Altos del Golán ocupados. Esto incluyó ubicaciones estratégicas como el Monte Hermón y varias aldeas, entre ellas Jubata al-Khashab y Hader.
Asimismo, imágenes satelitales muestran que Israel ha construido siete instalaciones militares entre el Monte Hermón y Tel Kodna, que incluyen barracones para soldados y centros logísticos.
A pesar de los intentos de Israel por presentarse como un aliado, los residentes locales han rechazado abrumadoramente su presencia, viéndola como una extensión de la ocupación.
Cuando Israel avanzó en Quneitra, los residentes expresaron su frustración tanto por el avance de las fuerzas israelíes como por la falta de acción de las nuevas autoridades sirias y la comunidad internacional.
Resistencia local
Los esfuerzos de resistencia también han sido reprimidos con fuerza. En la aldea de Rafid, ubicada dentro de la zona de amortiguamiento, el ejército israelí demolió dos viviendas civiles, un huerto de árboles y un antiguo puesto militar sirio.
Cuando los oficiales israelíes intentaron presentarse como aliados, el alcalde de la aldea, Omar Mahmoud Ismail, rechazó categóricamente sus acercamientos.
“Soy tu amigo”, le dijo un oficial israelí.
“Le respondí: ‘No eres mi amigo’”, relató Ismail.
“Si lo fueras, no entrarías de esta manera”.